
Han pasado más de dos meses desde el inicio de la cuarentena por el COVID-19 y durante todo este tiempo, es mucho lo que ha sucedido en nuestras vidas y en nuestras casas. Resulta curioso ver y experimentar, sin movernos de un lugar, tantas cosas en nuestras vidas y en el mundo entero.
Empezando a regresar a la vida afuera, en KŌNSE hemos estado reflexionando sobre cómo nos ha cambiado y sigue haciéndolo, toda esta situación. Somos conscientes de que nada volverá a ser cómo antes y vemos en ello, grandes aprendizajes y oportunidades tanto a nivel personal como social.
Esta crisis nos ha llevado a detenernos, a reducir o paralizar prácticamente del todo nuestra vida y actividad diaria. Cerrados en casa sin apenas poder salir excepto para lo más básico y esencial, hemos tenido que dejar a un lado nuestras rutinas para adquirir otras. Hemos rediseñado nuestras vidas, hemos hecho cambios y frenado el ritmo en el que nos encontrábamos, acelerados, agotados y con estrés.
Este parón ha tenido consecuencias individuales y mundiales. A nivel general han descendido los niveles de contaminación en todo el mundo. El planeta estaba pidiendo auxilio y atención pero, ¿estábamos dispuestos a escuchar? ¿A hacer algo?

“Esta podría ser una oportunidad para empezar a aprender a tratar el planeta de otra forma y ver lo importante que es hacer políticas ambientales. Es un buen entrenamiento para comportarnos de una forma más acorde con el medio ambiente y dejar a un lado el consumo energético irracional, porque no podemos vivir de espaldas a la naturaleza”, Pedro Dorta Antequera, experto en desastres naturales y climatología.
Esperamos que todo esto nos lleve a buscar de modo consciente y premeditado, la sostenibilidad verdadera y el bienestar, no solo personal e individual sino la de todos. Que esta unidad en la que nos hemos visto y en la que nos encontramos, dure, se mantenga y nos permita una nueva dimensión. La sostenibilidad y el respeto por el planeta y por todos los seres vivos que estamos en él, es la única vía, bajo nuestro punto de vista.
Esta “pausa” nos ha frenado, llevándonos a dejar las prisas de lado, bajar tensiones, relajarnos y a llevar la mirada hacia nuestro interior. Nos hemos observado y escuchado, hemos conectado más con nosotros y hemos prestado atención a quiénes somos, dónde estamos, qué queremos… Nos hemos visto ante una oportunidad para valorar si lo que tenemos se ajusta a lo que deseamos. Un momento de introspección, de grandes preguntas. ¿Es lo que tengo lo que deseo? ¿Es esta la vida que quiero vivir? ¿Y qué relación tengo conmigo mismo?

Ha sido un tiempo de trabajo interno, de escucha, de darnos lo que necesitábamos. El mundo se para y nosotros también. ¿Dónde corres? ¿Dónde quieres llegar? No hemos de ir a ningún sitio. En estos tiempos, más que nunca, debemos parar y redirigirnos. Cuidado personal, resetearnos por dentro y por fuera, sentirnos bien, en armonía física y emocional a través de rutinas y hábitos saludables… Aquello que nos hace sentir bien, que nos permite cuidarnos, ha sido muy importante durante este tiempo para cuidarnos, mimarnos, conectar, sentirnos enraizados y respetar al mismo tiempo del planeta. Nuestras elecciones, en todos los sentidos, son más conscientes y respetuosas.
También ha cambiado nuestra manera de consumir. Hemos regresado a lo primario y esencial y eso nos ha hecho más minimalistas y provocado, muy favorablemente, estilos de vida más simples. Hoy se compra más online para evitar salir y exponernos a riesgos y nos preguntamos, ¿serán así a partir de ahora nuestras compras? ¿Más digitales para evitar aglomeraciones?
Cambia la manera de divertirnos, de ocupar nuestro tiempo libre. Hemos aprendido a entretenernos con menos, a regresar a cosas que hacía años que no hacíamos, a lo manual, a lo artesano, a lo casero y nos lanzamos con cosas que hace tiempo queríamos probar. Empleamos las manos y eso nos conecta con nosotros y con el momento presente, auténticamente mindfully.
El trabajo se ha redefinido. Trabajando desde casa, con comunicación en formato videollamadas y mensajería instantánea, se intuyen nuevas maneras de trabajar, nuevas relaciones y nuevas posibilidades de teletrabajo en el futuro más inmediato. Empresas que no creían en esta manera de hacer, hoy lo ven como una oportunidad beneficiándose ambas partes, empresario y trabajador.
Cambios en las relaciones y maneras de comunicarnos. No podemos vernos en persona, no podemos tocarnos pero elegimos comunicarnos de las maneras disponibles con las personas que deseamos. Cambia la manera y cambia el con quién, eligiendo conscientemente quién es verdaderamente importante para nosotros.

El coronavirus nos ha llevado a una situación de revisión. De reflexionar sobre nuestras elecciones diarias y adaptarlas a lo que realmente sentimos. ¿Cuáles son nuestros valores? ¿Estamos viviendo de acuerdo a ellos?
La gran mayoría hemos cambiado y ahora no queremos volver a lo de antes. Queremos hacer las cosas distintas. Valoramos más la vida, las relaciones, el bienestar. Somos altamente resilientes. Somos capaces de adaptarnos y de superar adversidades.
Hoy elegimos más.
¿Qué opináis vosotros? ¿Cómo creéis que vamos a seguir cuando esto se “normalice”?